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martes, 21 de agosto de 2012

DETACHMENT – LA INDIFERENCIA EDUCATIVA


JULIÁN ANDRÉS VALENCIA FERNÁNDEZ.

Algo que ha marcado de manera significativa las prácticas educativas sin lugar a dudas  es la indiferencia, abulia y hasta la falta de pertenencia de los que integran la comunidad educativa. Esta ausencia quizá sea cómplice silenciosa de la falta de valores en nuestra sociedad, donde se ha perdido el respeto por la vida y la dignidad humana, en donde no hay modelos ni ejemplos de hombres que marquen un derrotero, y que sean el foco al cual debamos dirigirnos cuando nuestro mundo carece de honradez, ética y moral. Es difícil pensar en el remedio de una sociedad que está enferma y que ya  no le importa a nadie si muere.
Estamos alimentando nuestro propio epistemicidio, nos enajenamos en nuestra forma de pensar en el otro porque hemos perdido el vínculo humano más íntimo, que para mí, es  la sensibilidad, una sensibilidad de poder entendernos en nuestra diversidad y valorar la vida como el bien más preciado.  Hay que entender que no podemos ignorar lo que está a nuestro alrededor, que debemos actuar para la vida, para la construcción de sentido en una sociedad que pierde la importancia porque sencillamente nadie cree pertenecer a ella.
En mi referente a  Detachment- Movie , y lo que siento como activista en la praxis  de educar es que debe ser dirigida y pensada hacia una práctica inmanente, coherente, ética y honrada. Pero hablo de una honradez de espíritu donde los que actuemos en la educación  seamos éticos y sobretodo sensibles. Entonces es relevante  pensar que debemos incluir el vivir de nuestros estudiantes y hablo desde poder percibir y sentir sus emociones y fracasos como propios, esto sería darle sentido y significado a “ellos” como sujetos, no como objetos que decoran la parte existencial de un aula, que en realidad están vacías, inhabitadas y desiertas como las fotografías de  Meredith.
Esta práctica desinteresada ha dejado perder generaciones que se han vuelto insignificantes, sin sentido de pertenencia que hace perder en “ellos” su ambición de vivir, y como lo intuía   Henry Barthes  “ya no creen que tienes algo que compartir” porque sencillamente han perdido la fe y la esperanza en  ellos mismos.
En conclusión, Detachment- Movie,  podría asegurar que el legado de una verdadera administración tal como lo propone Taylor y Fayol, es la dignidad humana por encima de la producción, porque de nada valen los “productos” si estos son derivados de la indiferencia, el abuso, el desinterés y la falta de sensibilidad de los que aseguran llamarse “administradores”. ¿Es que cada alumno tiene un valor? ¿Dónde está la dignidad de la educación? Malditos jóvenes que no tienen aspiraciones. Ningún interés. Ni mente que alimentar.
(Detachment, 2011)


       

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