JULIÁN ANDRÉS VALENCIA
FERNÁNDEZ.
Algo
que ha marcado de manera significativa las prácticas educativas sin lugar a
dudas es la indiferencia, abulia y hasta
la falta de pertenencia de los que integran la comunidad educativa. Esta
ausencia quizá sea cómplice silenciosa de la falta de valores en nuestra
sociedad, donde se ha perdido el respeto por la vida y la dignidad humana, en
donde no hay modelos ni ejemplos de hombres que marquen un derrotero, y que
sean el foco al cual debamos dirigirnos cuando nuestro mundo carece de
honradez, ética y moral. Es difícil pensar en el remedio de una sociedad que
está enferma y que ya no le importa a
nadie si muere.
Estamos
alimentando nuestro propio epistemicidio, nos enajenamos en nuestra forma de
pensar en el otro porque hemos perdido el vínculo humano más íntimo, que para
mí, es la sensibilidad, una sensibilidad
de poder entendernos en nuestra diversidad y valorar la vida como el bien más
preciado. Hay que entender que no podemos
ignorar lo que está a nuestro alrededor, que debemos actuar para la vida, para
la construcción de sentido en una sociedad que pierde la importancia porque
sencillamente nadie cree pertenecer a ella.
En
mi referente a Detachment- Movie , y lo
que siento como activista en la praxis
de educar es que debe ser dirigida y pensada hacia una práctica
inmanente, coherente, ética y honrada. Pero hablo de una honradez de espíritu
donde los que actuemos en la educación
seamos éticos y sobretodo sensibles. Entonces es relevante pensar que debemos incluir el vivir de
nuestros estudiantes y hablo desde poder percibir y sentir sus emociones y
fracasos como propios, esto sería darle sentido y significado a “ellos” como
sujetos, no como objetos que decoran la parte existencial de un aula, que en
realidad están vacías, inhabitadas y desiertas como las fotografías de Meredith.
Esta
práctica desinteresada ha dejado perder generaciones que se han vuelto
insignificantes, sin sentido de pertenencia que hace perder en “ellos” su
ambición de vivir, y como lo intuía
Henry Barthes “ya no creen que
tienes algo que compartir” porque sencillamente han perdido la fe y la
esperanza en ellos mismos.
En
conclusión, Detachment- Movie, podría
asegurar que el legado de una verdadera administración tal como lo propone
Taylor y Fayol, es la dignidad humana por encima de la producción, porque de
nada valen los “productos” si estos son derivados de la indiferencia, el abuso,
el desinterés y la falta de sensibilidad de los que aseguran llamarse
“administradores”. ¿Es
que cada alumno tiene un valor? ¿Dónde está la dignidad de la educación?
Malditos jóvenes que no tienen aspiraciones. Ningún interés. Ni mente que
alimentar.
(Detachment,
2011)
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