"La educación debe ser entendida como un bien humano que debe estar por encima de lo mercantil". Julián Valencia — en Universidad del Cauca facultad de educación.
Las manifestaciones del poder y frente a la pregunta de ¿qué es el
poder? Foucault claramente se preocupa por la interpretación del cómo del
poder, es decir, cómo este influye en los sujetos transformándolos, sometiéndolos
y creando una especificidad de obediencia.
De esta manera es importante
entender el poder no como una cosa sino como algo múltiple. Dentro de esta
multiplicidad debemos entender que el poder no solamente lo ejerce el estado,
sino la misma sociedad en sus relaciones. Así el poder es una
relación que interactúa con los sujetos,
siendo móvil, fluido y no estático
como se puede pensar. Se dice entonces, que según Foucault la microfísica del poder es
como una red y una participación de
sujetos libres en relación de fuerzas en
las que se establecen lasos y redes de poder dando como resultado lo que
Foucault llama el poder como relación,
es decir, el poder actúa como una interacción de sujetos libres. Entonces trasciende
entre dominados y dominantes, entonces el poder circula, los toca, en una relación
constante.
El poder no
es solo represivo sino también productivo. En esta dinámica como el poder se
relaciona de manera orientadora frente a una relación puede pasar
de un poder que oprime, castiga, a un factor productivo en el sujeto. Entonces
se puede afirmar que el poder represivo puede jugar un papel muy importante en
la alineación y uniformación de los sujetos. Es decir, como desde el castigo
los sujetos se vuelven obedientes, productivos alineados al poder que ejercen
los organismos estatales y que producen un sujeto social.
Ahora bien, pensar a
Foucault en el poder, podríamos afirmar que el poder no se posee sino que se
ejerce, dando el ejercicio donde se deslumbra el poder entre dominados y
dominantes, hablamos entonces de microfísica del poder, según Foucault, como
una análisis ascendente, es decir, desde
sus efectos concretos guiando su accionar,
sus cuerpos y sus mentes.
Podemos entender entonces la
sociedad disciplinaria dada por instituciones como la escuela, psiquiátricos,
acilos, hospitales y la prisión, como instituciones de vigilancia. En estas
instituciones hay un factor común y es la vigilancia en pro de alinear a los
sujetos e incluirlos a la producción social. Nace lo que Foucault llama
instituciones Panópticas, donde se vigila a través de una panorámica imponiendo
disciplina y castigo. O sea un centro del poder dominando y ejerciendo el poder
en un espacio. Esta vigilancia permanente tiene como fin modelar la conducta de
los vigilados, controlados. Ellos modifican su conducta que no es solo
represiva sino también productiva, creando una condición o tipo de sujeto.
Hablamos entonces de Las
sociedades disciplinarias referidas en vigilar y castigar donde se identifican
las sociedades modernas, en las cuales la disciplina es vista como un tipo de
poder, una tecnología que atraviesa todo tipo de aparatos y de instituciones
con el fin de unirlos, prolongarlos, hacer que converjan, hacer que se
manifiesten de una nueva manera. Desde este concepto, la disciplina se
convierte en el poder que opera como eje articulador de todos los procesos
desarrollados por la humanidad. Es pertinente decir que en cada aparato del
estado opera la actividad disciplinar de manera exclusiva e independiente,
empleando unos mecanismos específicos por medio de los cuales introduce la
disciplina en el campo social.
El crecimiento demográfico
del siglo XVIII y el crecimiento de la producción, van acompañados de
mecanismos disciplinarios tendientes a aumentar el rendimiento, componer las
fuerzas y extraer de los cuerpos toda la fuerza útil; mecanismos estos que
fueron acogidos por todos los actores de la economía como el taller, la
fábrica, con el fin de que esos
mecanismos de poder actúen internamente sobre los cuerpos y las almas, que ya
actúan dentro del campo económico sobre las fuerzas productivas y las relaciones
de producción, en tal sentido el poder encarnado en el aparato del estado es
subordinado a un modo de producción como estructura, las relaciones de poder
están presentes allí donde desempeñan un papel directamente productor. Se puede
decir que se experimenta un proceso de desconcentración del poder, toda vez que
este se pone al servicio de la economía, la cual se convierte en fuente vital
del desarrollo del estado; por otra parte, el microanálisis funcional genera
una estricta inmanencia del poder y las técnicas disciplinarias sobre la
familia, escuela, cuartel, fábrica y la
prisión.
En lo concerniente a las
relaciones de poder, las cuales están regidas por el conjunto de las relaciones
de fuerza, se distinguen dos actores, los dominantes y los dominados en la cual
se da una tensión antagónica, pues los
dominantes procuran ejercer todo su poder sobre los dominados y estos dan su
lucha contra el, ambos se apoyan en las influencias; según Foucault en el
análisis de las lettres de cachet muestra que la arbitrariedad del rey no va de
arriba abajo como un atributo de su poder trascendente, sino que es solicitada
por los más humildes los cuales utilizan al monarca absoluto como un servicio
público inmanente capaz de regular los conflictos familiares, conyugales,
vecinales o profesionales. El ejercicio del poder se convierte en una necesidad
para muchos grupos de la esfera de la sociedad, podría decirse que los sujetos
requieren un amo o jefe que los oriente hacia lo que se debe hacer y por otro
lado le ayude a solucionar los problemas cotidianos de su diario vivir y esta
situación predispone el terreno para que tome fuerza ¨la fórmula del panoptismo
no como la forma de ver sin ser visto, sino de imponer una conducta cualquiera
a una multiplicidad humana cualquiera.
En las sociedades
disciplinarias, se requiere la participación de actores dominantes con
capacidad de potenciar a los sujetos materia de dominio hacia la construcción
de propósitos significativos que entren a generar posibilidades de desarrollo y
que permitan ver el poder como una fuente de producción de sujetos sociales a
través del poder, inmersos en las relaciones de poder.
Podemos decir entonces que
el poder se ejerce no en un solo ser, sino en un saber en un campo abierto y
amplio de un conocimiento, dentro de ella hay varias ciencias, en la que se
destaca la pedagogía que materializa el conocimiento (Alberto Martínez Boom.
Enero 25.). No solo la materializa sino que ejerce el poder de dominio como
estrategia metodológica que la lleva a cabo.
Por consiguiente, La fuerza
con la que se ejerce el poder, es un movimiento estratégico, para Foucault no
es tanto una propiedad como una estrategia, es decir como una maniobra que se
basa en manejar la situaciones de múltiples manera para llegar a un fin,
táctica en construir objetos que combinándose aumenten el producto de sus
fuerzas particulares, técnica conjunto de procedimientos para el
aprovechamiento de la naturaleza, la capacidad de transformar un objeto natural
en un objeto producido o aplicándola al poder se da en la capacidad de las
técnicas disciplinarias y funcionamientos que en conjunto hace parte de
posiciones estratégicas, que más adelante se transforma en poder del estado que
es inmanente entre los dominados y los dominadores atraviesa los sujeto y sigue
circulando como las relaciones de poder (El nuevo cartógrafo “vigilar y
castigar”. Gilles Deluzze).
El poder hacer parte de la
sociedad disciplinaria, donde se encuentra la sociedad de soberanía, en la
cual, en el territorio el poder se derrocha fijándose en una jerarquía de
poder, el saber y el poder son un problema de tradición y herencia, donde se
percibe en los cuerpos de población, espacios diferenciados como en la familia,
la escuela, fabrica, ejercicio y por último la prisión (sociedad
disciplinaria), además podemos encontrar una sociedad
de control, donde la vida es participe, el poder de invisibilidad, todo es
permanente y continuo en el trabajo de evolución.
De la misma manera, como
fundamento de la gubernamentalidad podríamos hablar de los espacios de poder que
habla Foucault, y asi, entender los inicios del saber gobernar, desde los consejos
que se le daban a los príncipes en el ¿cómo? manejar sus conductas y la forma
de relación con el pueblo, hasta el cambio en una dinámica diferente a la que
Maquiavelo quiso introducir en la época que referenciaba el siglo XVI y Finales
del Siglo XVIII, el cual dejaron de ser simples recomendaciones para
convertirse en un arte de gobernar.
De esta manera es fácil
entender que en esta época, Maquiavelo fue mal
interpretado, pues el “arte de gobernar” se vinculaba a los espacios de poder como soberanía. Es entonces donde el arte de gobernar a pesar de
las críticas de intelectuales de la época como La Perriere, la gubernamentalidad comenzó
a tener un principio de racionalización o sea se dio inicio a una
racionalización del poder.
Esto permitió hacer varias
reflexiones referente al arte de gobernar, en este sentido para Maquiavelo este
arte consistía en la habilidad del príncipe para conservar su principado, La
Perriere cambiaba y sustituía este
concepto con la idea de que el arte de gobernar no era solamente la habilidad
del príncipe en conservar su principado sino como un gobierno que dirige y
cuida con un fin conveniente.
Del mismo modo se comenzó a
estructurar el arte de gobernar en ciencias incluidas en el Siglo XVIII, así
entonces se dejó de hablar del arte de gobernar, para incluir las ciencias
Políticas y las ciencias económicas como técnicas de un buen gobierno.
(…) Por otra parte Foucault,
al referirse al sistema penal postula que es la forma en que el poder se
muestra de manera abierta y sin enmascaramientos. En efecto: ¨Meter a alguien
en la prisión, mantenerlo en prisión, privarle de alimento, de calor, impedirle
salir, hacer el amor (…) ahí tenemos la manifestación de poder más delirante
que uno pueda imaginar¨. Foucault, M. (2001: 28). (Tomado del Concepto de Poder
de Michel Foucault). En referencia a la cita anterior queremos decir que es la
forma más aberrante y patógena en la cual se manifiesta el poder, toda vez que
enajena al individuo de sus derechos más sensibles, lo somete a todos los
improperios que allí se imparten y lo exponen al fracaso total con el agravante
y la posibilidad de que suceda en él lo contrario que se propone el derecho
penal al enviarlo allí; en cuanto a su rehabilitación como persona de bien para
la sociedad. Obviamente tras bambalinas está el estado ejerciendo el poder en
su máxima expresión, con el disfraz de la institucionalidad y pretendiendo
hacer un engranaje eficaz entre sus instituciones para construir un mejor
ciudadano y dar una lección ejemplarizante al resto de la sociedad.
Para Foucault el poder no es
algo que posee la clase dominante; postula que no es una propiedad sino que es
una estrategia. Es decir el poder no se posee, se ejerce. En tal sentido, sus
efectos no son atribuibles a una apropiación sino a ciertos dispositivos que le
permiten funcionar plenamente. Pero además postula que el Estado no es de
ninguna manera, el lugar privilegiado del poder sino que es un efecto de
conjunto, por lo que hay que estudiar lo que él llama sus hogares moleculares;
también nos dice que el poder hace referencia a todas aquellas relaciones
existentes entre los hombres (amorosas, económicas, pedagógicas,
institucionales, etc.) en las que unos tratan de orientar, conducir, e influir
en la conducta de los otros, de manera sutil y respondiendo a la implementación
de estrategias que conllevan a la construcción de un espacio ideal para el
desarrollo del ser humano. Por lo tanto se permite descartar inicialmente
el concebir el poder como una estrategia
de dominación en la cual hay un o unos dominantes y uno o varios subordinados,
se podría aseverar que esta apreciación tendría una concepción errónea frente
al deber ser del poder; puesto que estas
relaciones de poder, solo se pueden desarrollar
en la medida en que los que participan en ellas sean sujetos libres y
que no estén a merced unos de otros, lo
cual trae consigo el hallazgo de la verdad. En este sentido es preciso decir
que en primera instancia el poder se presenta como un factor invisible
encaminado a hacer parecer que el poder no existe y de manera concreta posibilitar
el desarrollo integral y la felicidad de toda la humanidad; si se
analiza la educación desde esta perspectiva se logra tener un concepto positivo
frente a todo el proceso educativo, puesto que el poder no se va a evidenciar
sino por los mecanismos de participación, por el crecimiento continuo de sus
agentes y por la inmanencia del poder a todos los integrantes
de la comunidad educativa.
Este concepto ideal del
poder, va cambiando según Foucault hacia finales del siglo XVIII, dado la
superposición de dos tecnologías del poder, de un lado las tecnologías
disciplinarias, las cuales se centran en los cuerpos de los individuos con el
fin de vigilarlos, controlarlos y adiestrarlos para hacerlos dóciles y útiles y
de otro lado las tecnologías reguladoras de la vida, cuyo fin es regular el
cuerpo social y las poblaciones. Ambas se articulan generalmente de tal forma
que se refuerzan optimizando la vida individual y social, maximizando y
extrayendo las fuerzas de los individuos y de las colectividades, y ambas ponen
en marcha técnicas de racionalización y economía, tecnologías de un poder poco
visible microfìsico. Estas tecnologías implican la formación de nuevos saberes
e instituciones: por una parte saberes destinados a jerarquizar, clasificar, vigilar
y adiestrar los cuerpos (entre los que se encuentran la ciencia militar,
pedagógica, penitenciaria, hospitalaria, etc.) y, por otra, saberes destinados a
la gestión global de la vida (entre cuyos exponentes figura la medicina, la
higiene pública, la estadística, la policía, etc.).
Desde la perspectiva actual
en torno a nuestro que hacer educativo y como Altos Directores, es pertinente
repensar todas las prácticas de relaciones de poder y las luchas a partir de
las cuales de un lado se ha tratado de imponer un sujeto, un saber y unas
metodologías y de otro lado se han generado las propuestas pertinentes para
construir en conjunto una aproximación acertada frente a unos procesos
educativos viables que permitan la construcción de sujetos de bien para la
sociedad y por consiguiente lograr desarrollar relaciones de poder positivas y
productivas. Obviamente en torno a lo anterior es pertinente hacer mención de
los actores que intervienen en tan importante proceso, tenemos al Estado, el
Maestro, el Estudiante y la Familia, en la cual cada uno desarrolla unas
funciones específicas que deben ir encaminadas hacia el bienestar de cada uno
de los agentes, razón por la cual es imprescindible que el poder trascienda en
todas las direcciones
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