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jueves, 11 de julio de 2013

"La educación debe ser entendida como un bien humano que debe estar por encima de lo mercantil".Manifestaciones de Poder


"La educación debe ser entendida como un bien humano que debe estar por encima de lo mercantil". Julián Valencia — en Universidad del Cauca facultad de educación.



Las manifestaciones del  poder y frente a la pregunta de ¿qué es el poder?  Foucault claramente se  preocupa por la interpretación del cómo del poder, es decir, cómo este influye en los sujetos transformándolos, sometiéndolos y creando una especificidad de obediencia.
De esta manera es importante entender el poder no como una cosa sino como algo múltiple. Dentro de esta multiplicidad debemos entender que el poder no solamente lo ejerce el estado, sino la misma sociedad en sus relaciones. Así el poder es una relación que interactúa con los sujetos,  siendo  móvil, fluido y no estático como se puede pensar. Se dice entonces,  que según Foucault la microfísica del poder es como una red  y una participación de sujetos libres  en relación de fuerzas en las que se establecen lasos y redes de poder dando como resultado lo que Foucault llama  el poder como relación, es decir, el poder actúa como una interacción de sujetos libres. Entonces trasciende entre dominados y dominantes, entonces el poder circula, los toca, en una relación constante.
El poder no es solo represivo sino también productivo. En esta dinámica como el poder se relaciona de  manera  orientadora frente a una relación puede pasar de un poder que oprime, castiga, a un factor productivo en el sujeto. Entonces se puede afirmar que el poder represivo puede jugar un papel muy importante en la alineación y uniformación de los sujetos. Es decir, como desde el castigo los sujetos se vuelven obedientes, productivos alineados al poder que ejercen los organismos estatales y que producen un sujeto social.
Ahora bien, pensar a Foucault en el poder, podríamos afirmar que el poder no se posee sino que se ejerce, dando el ejercicio donde se deslumbra el poder entre dominados y dominantes, hablamos entonces de microfísica del poder, según Foucault, como una análisis  ascendente, es decir, desde sus efectos concretos guiando su accionar,  sus cuerpos y sus mentes.
Podemos entender entonces la sociedad disciplinaria dada por instituciones como la escuela, psiquiátricos, acilos, hospitales y la prisión, como instituciones de vigilancia. En estas instituciones hay un factor común y es la vigilancia en pro de alinear a los sujetos e incluirlos a la producción social. Nace lo que Foucault llama instituciones Panópticas, donde se vigila a través de una panorámica imponiendo disciplina y castigo. O sea un centro del poder dominando y ejerciendo el poder en un espacio. Esta vigilancia permanente tiene como fin modelar la conducta de los vigilados, controlados. Ellos modifican su conducta que no es solo represiva sino también productiva, creando una condición o tipo de sujeto.
Hablamos entonces de Las sociedades disciplinarias referidas en vigilar y castigar donde se identifican las sociedades modernas, en las cuales la disciplina es vista como un tipo de poder, una tecnología que atraviesa todo tipo de aparatos y de instituciones con el fin de unirlos, prolongarlos, hacer que converjan, hacer que se manifiesten de una nueva manera. Desde este concepto, la disciplina se convierte en el poder que opera como eje articulador de todos los procesos desarrollados por la humanidad. Es pertinente decir que en cada aparato del estado opera la actividad disciplinar de manera exclusiva e independiente, empleando unos mecanismos específicos por medio de los cuales introduce la disciplina en el campo social.
El crecimiento demográfico del siglo XVIII y el crecimiento de la producción, van acompañados de mecanismos disciplinarios tendientes a aumentar el rendimiento, componer las fuerzas y extraer de los cuerpos toda la fuerza útil; mecanismos estos que fueron acogidos por todos los actores de la economía como el taller, la fábrica,  con el fin de que esos mecanismos de poder actúen internamente sobre los cuerpos y las almas, que ya actúan dentro del campo económico sobre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, en tal sentido el poder encarnado en el aparato del estado es subordinado a un modo de producción como estructura, las relaciones de poder están presentes allí donde desempeñan un papel directamente productor. Se puede decir que se experimenta un proceso de desconcentración del poder, toda vez que este se pone al servicio de la economía, la cual se convierte en fuente vital del desarrollo del estado; por otra parte, el microanálisis funcional genera una estricta inmanencia del poder y las técnicas disciplinarias sobre la familia, escuela, cuartel, fábrica y  la prisión.
En lo concerniente a las relaciones de poder, las cuales están regidas por el conjunto de las relaciones de fuerza, se distinguen dos actores, los dominantes y los dominados en la cual se da una tensión  antagónica, pues los dominantes procuran ejercer todo su poder sobre los dominados y estos dan su lucha contra el, ambos se apoyan en las influencias; según Foucault en el análisis de las lettres de cachet muestra que la arbitrariedad del rey no va de arriba abajo como un atributo de su poder trascendente, sino que es solicitada por los más humildes los cuales utilizan al monarca absoluto como un servicio público inmanente capaz de regular los conflictos familiares, conyugales, vecinales o profesionales. El ejercicio del poder se convierte en una necesidad para muchos grupos de la esfera de la sociedad, podría decirse que los sujetos requieren un amo o jefe que los oriente hacia lo que se debe hacer y por otro lado le ayude a solucionar los problemas cotidianos de su diario vivir y esta situación predispone el terreno para que tome fuerza ¨la fórmula del panoptismo no como la forma de ver sin ser visto, sino de imponer una conducta cualquiera a una multiplicidad humana cualquiera.
En las sociedades disciplinarias, se requiere la participación de actores dominantes con capacidad de potenciar a los sujetos materia de dominio hacia la construcción de propósitos significativos que entren a generar posibilidades de desarrollo y que permitan ver el poder como una fuente de producción de sujetos sociales a través del poder, inmersos en las relaciones de poder.
Podemos decir entonces que el poder se ejerce no en un solo ser, sino en un saber en un campo abierto y amplio de un conocimiento, dentro de ella hay varias ciencias, en la que se destaca la pedagogía que materializa el conocimiento (Alberto Martínez Boom. Enero 25.). No solo la materializa sino que ejerce el poder de dominio como estrategia metodológica que la lleva a cabo.
Por consiguiente, La fuerza con la que se ejerce el poder, es un movimiento estratégico, para Foucault no es tanto una propiedad como una estrategia, es decir como una maniobra que se basa en manejar la situaciones de múltiples manera para llegar a un fin, táctica en construir objetos que combinándose aumenten el producto de sus fuerzas particulares, técnica conjunto de procedimientos para el aprovechamiento de la naturaleza, la capacidad de transformar un objeto natural en un objeto producido o aplicándola al poder se da en la capacidad de las técnicas disciplinarias y funcionamientos que en conjunto hace parte de posiciones estratégicas, que más adelante se transforma en poder del estado que es inmanente entre los dominados y los dominadores atraviesa los sujeto y sigue circulando como las relaciones de poder (El nuevo cartógrafo “vigilar y castigar”. Gilles Deluzze).

El poder hacer parte de la sociedad disciplinaria, donde se encuentra la sociedad de soberanía, en la cual, en el territorio el poder se derrocha fijándose en una jerarquía de poder, el saber y el poder son un problema de tradición y herencia, donde se percibe en los cuerpos de población, espacios diferenciados como en la familia, la escuela, fabrica, ejercicio y por último la prisión (sociedad disciplinaria), además podemos encontrar una sociedad de control, donde la vida es participe, el poder de invisibilidad, todo es permanente y continuo en el trabajo de evolución.

De la misma manera, como fundamento de la gubernamentalidad podríamos hablar de los espacios de poder que habla Foucault, y asi, entender los inicios del saber gobernar, desde los consejos que se le daban a los príncipes en el ¿cómo? manejar sus conductas y la forma de relación con el pueblo, hasta el cambio en una dinámica diferente a la que Maquiavelo quiso introducir en la época que referenciaba el siglo XVI y Finales del Siglo XVIII, el cual dejaron de ser simples recomendaciones para convertirse en un arte de gobernar.
De esta manera es fácil entender que en esta época, Maquiavelo fue mal  interpretado, pues el “arte de gobernar” se  vinculaba a los espacios de poder como  soberanía.  Es entonces donde el arte de gobernar a pesar de las críticas de intelectuales de la época  como La Perriere, la gubernamentalidad comenzó a tener un principio de racionalización o sea se dio inicio a una racionalización del poder.
Esto permitió hacer varias reflexiones referente al arte de gobernar, en este sentido para Maquiavelo este arte consistía en la habilidad del príncipe para conservar su principado, La Perriere cambiaba y  sustituía este concepto con la idea de que el arte de gobernar no era solamente la habilidad del príncipe en conservar su principado sino como un gobierno que dirige y cuida con un fin conveniente.
Del mismo modo se comenzó a estructurar el arte de gobernar en ciencias incluidas en el Siglo XVIII, así entonces se dejó de hablar del arte de gobernar, para incluir las ciencias Políticas y las ciencias económicas como técnicas de un buen gobierno.

(…) Por otra parte Foucault, al referirse al sistema penal postula que es la forma en que el poder se muestra de manera abierta y sin enmascaramientos. En efecto: ¨Meter a alguien en la prisión, mantenerlo en prisión, privarle de alimento, de calor, impedirle salir, hacer el amor (…) ahí tenemos la manifestación de poder más delirante que uno pueda imaginar¨. Foucault, M. (2001: 28). (Tomado del Concepto de Poder de Michel Foucault). En referencia a la cita anterior queremos decir que es la forma más aberrante y patógena en la cual se manifiesta el poder, toda vez que enajena al individuo de sus derechos más sensibles, lo somete a todos los improperios que allí se imparten y lo exponen al fracaso total con el agravante y la posibilidad de que suceda en él lo contrario que se propone el derecho penal al enviarlo allí; en cuanto a su rehabilitación como persona de bien para la sociedad. Obviamente tras bambalinas está el estado ejerciendo el poder en su máxima expresión, con el disfraz de la institucionalidad y pretendiendo hacer un engranaje eficaz entre sus instituciones para construir un mejor ciudadano y dar una lección ejemplarizante al resto de la sociedad.
Para Foucault el poder no es algo que posee la clase dominante; postula que no es una propiedad sino que es una estrategia. Es decir el poder no se posee, se ejerce. En tal sentido, sus efectos no son atribuibles a una apropiación sino a ciertos dispositivos que le permiten funcionar plenamente. Pero además postula que el Estado no es de ninguna manera, el lugar privilegiado del poder sino que es un efecto de conjunto, por lo que hay que estudiar lo que él llama sus hogares moleculares; también nos dice que el poder hace referencia a todas aquellas relaciones existentes entre los hombres (amorosas, económicas, pedagógicas, institucionales, etc.) en las que unos tratan de orientar, conducir, e influir en la conducta de los otros, de manera sutil y respondiendo a la implementación de estrategias que conllevan a la construcción de un espacio ideal para el desarrollo del ser humano. Por lo tanto se permite descartar inicialmente el  concebir el poder como una estrategia de dominación en la cual hay un o unos dominantes y uno o varios subordinados, se podría aseverar que esta apreciación tendría una concepción errónea frente al deber ser del poder;  puesto que estas relaciones de poder, solo se pueden desarrollar  en la medida en que los que participan en ellas sean sujetos libres y que no estén  a merced unos de otros, lo cual trae consigo el hallazgo de la verdad. En este sentido es preciso decir que en primera instancia el poder se presenta como un factor invisible encaminado a hacer parecer que el poder no existe y de manera concreta posibilitar el desarrollo integral  y  la felicidad de toda la humanidad; si se analiza la educación desde esta perspectiva se logra tener un concepto positivo frente a todo el proceso educativo, puesto que el poder no se va a evidenciar sino por los mecanismos de participación, por el crecimiento continuo de sus agentes y  por la  inmanencia del poder a todos los integrantes de la comunidad educativa.
Este concepto ideal del poder, va cambiando según Foucault hacia finales del siglo XVIII, dado la superposición de dos tecnologías del poder, de un lado las tecnologías disciplinarias, las cuales se centran en los cuerpos de los individuos con el fin de vigilarlos, controlarlos y adiestrarlos para hacerlos dóciles y útiles y de otro lado las tecnologías reguladoras de la vida, cuyo fin es regular el cuerpo social y las poblaciones. Ambas se articulan generalmente de tal forma que se refuerzan optimizando la vida individual y social, maximizando y extrayendo las fuerzas de los individuos y de las colectividades, y ambas ponen en marcha técnicas de racionalización y economía, tecnologías de un poder poco visible microfìsico. Estas tecnologías implican la formación de nuevos saberes e instituciones: por una parte saberes destinados a jerarquizar, clasificar, vigilar y adiestrar los cuerpos (entre los que se encuentran la ciencia militar, pedagógica, penitenciaria, hospitalaria, etc.) y, por otra, saberes destinados a la gestión global de la vida (entre cuyos exponentes figura la medicina, la higiene pública, la estadística, la policía, etc.).
Desde la perspectiva actual en torno a nuestro que hacer educativo y como Altos Directores, es pertinente repensar todas las prácticas de relaciones de poder y las luchas a partir de las cuales de un lado se ha tratado de imponer un sujeto, un saber y unas metodologías y de otro lado se han generado las propuestas pertinentes para construir en conjunto una aproximación acertada frente a unos procesos educativos viables que permitan la construcción de sujetos de bien para la sociedad y por consiguiente lograr desarrollar relaciones de poder positivas y productivas. Obviamente en torno a lo anterior es pertinente hacer mención de los actores que intervienen en tan importante proceso, tenemos al Estado, el Maestro, el Estudiante y la Familia, en la cual cada uno desarrolla unas funciones específicas que deben ir encaminadas hacia el bienestar de cada uno de los agentes, razón por la cual es imprescindible que el poder trascienda en todas las direcciones



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