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jueves, 12 de abril de 2012

POLITICA DE JUVENTUDES LIBERALES (PJL) DEBE TENER COMO IDEOLOGIA EL BIENESTAR DE SU COLECTIVIDAD.


POLITICA DE JUVENTUDES LIBERALES (PJL) DEBE TENER COMO IDEOLOGIA EL BIENESTAR DE SU COLECTIVIDAD.

24.03.2011 12:25
POLITICA DE JUVENTUDES LIBERLAES (PJL) DEBE TENER COMO IDEOLOGIA EL  BIENESTAR DE SU COLECTIVIDAD.


El aporte más importante que debemos hacer como grupo y para  la sociedad colombiana y especialmente al liberalismo, debe ser  la educación política, el desarrollo político y la formación para la democracia. Este aporte ya lo dio de manera indiscutible al fundador y director nacional del Nuevo Liberalismo: Luis Carlos Galán Sarmiento (1943-1989). Galán era un hombre distinto: sin  pretensiones mesiánicas. Su dimensión humana no tiene nada de parecido al comportamiento, a la conducta,  a las actitudes con que suelen obrar los líderes políticos u hombres de acción en cualquier campo del poder, a quienes uno encuentra a diario, directamente o a través de los medios de comunicación. Leyendo biografías de políticos, se hallan personalidades con lugares comunes: madrugadores, trabajadores en exceso, excelentes chalanes, parranderos, avasalladores  por la fuerza de su liderazgo, unos pocos preocupados por el interés general, pero la inmensa mayoría con la ambición de acumular riqueza y poder.
Galán sólo tenía preocupación por el interés general, con una gran sensibilidad  por  el sufrimiento y la exclusión de los pobres y las gentes humildes. Tolerante y comprensivo cuando las cosas no le resultaban como las había planeado o las esperaba. Nunca, ni en sus relaciones familiares, ni en sus funciones públicas, ni en las actividades políticas con los allegados del movimiento que lideraba se le escuchó una frase ofensiva o la palabrota vulgar. Lo cual no significa que no se haya contrariado jamás. En ocasiones se mostró molesto, pero siempre guardó el equilibrio, la serenidad y las buenas maneras.
El poder constituye una de las grandes motivaciones del ser humano. El hombre motivado por el poder tiene como mira lograr  la voluntad y  la capacidad de imponer  a los demás, de modo permanente, los propios deseos y opiniones. Le resulta subyugante mandar y ser obedecido. No importa a quienes se mande: blancos, negros, amarillos, pobres, ricos, libres o esclavos. Lo importante es mandar, así haya veces en que se mande de mentiras o bajo las burlas y el desprecio del pueblo, como les ocurre a los  gobernantes en decadencia, en general, y a los tiranos en particular. Y cuando este tipo de hombre se empeña en escalar el poder y  se esfuerza por alcanzar sus propósitos de la forma más radical, puede llegar a la dictadura.
Cuando esto ocurre, no se puede poner en un mismo platillo a la persona que tiene como mira el  bienestar de su colectividad y a otra cuyo propósito es el simple dominio por el dominio mismo o para sacar algún provecho individual. En el primer caso, se puede hablar del político pragmático  y, en el segundo caso, del estadista. En el lenguaje político se suele abusar de las palabras, dándole a cualquier malhechor público o estafador de la sociedad el nombre de POLITICO. Este concepto sólo debe  reservase para el político que tiene como mira  el bienestar general. El atracador, el salteador de la cosa pública, el corrupto, no puede tener el título de estadista, así sea presidente, rey o tirano, sino el de simple político pragmático. Es decir, a los políticos y gobernantes, en general, se les debe clasificar en dos grupos: pragmáticos y estadistas.
Los pragmáticos abundan. El mundo ha sido manejado y está sometido hoy a la tiranía de los políticos pragmáticos: los malvados, en el lenguaje de Platón. El político pragmático es vanidoso, obstinado y brutal; vacío de nobleza y hambriento de poder; no tiene otro sentido su vida; para él, saber y tener es poder. Para el pragmático, el hombre no vale por sus conocimientos, virtudes y necesidades sino por la utilidad que pueda reportarle en sus planes inmediatos. Los políticos pragmáticos se guían por Maquiavelo, quien enseña que es indispensable disfrazar bien las cosas y ser maestro en el engaño, porque los hombres son tan cándidos y tan sumisos ante las necesidades de cada momento, que siempre estarán dispuestos a dejarse engañar.
Los políticos y gobernantes pragmáticos utilizan en sus actuaciones el orgullo y la soberbia, la adulación y la hipocresía, las intrigas y las maquinaciones, las amenazas y los halagos personales, los símbolos y los credos religiosos. Napoleón, uno de los más grandes pragmáticos de la historia política, confesaba haber sido católico en Francia, musulmán en Egipto y ultramontano en Italia, y que si hubiera tenido que gobernar un pueblo judío habría restablecido el templo de Salomón.
LOS JOVENES DECIDIMOS Y LA PATRIA NOS NECESITA
“JUNTOS LO PODEMOS LOGRAR”
VAMOS PJL

 







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